El masaje es un acto instintivo, lo que le hace tan antiguo como la humanidad. El tratamiento con masajes es una de las terapias naturales más antiguas y forma parte de las tradiciones de muchos pueblos, por ejemplo del hindú, chino o griego. A estos últimos les debemos la palabra "masaje". Desde el punto de vista histórico y científico está demostrado que las personas pueden ayudar a los demás con sus manos. El poder curativo de las manos no sólo es beneficioso para la salud física sino también para la salud mental.
Es el complemento ideal o tratamiento específico en situaciones cotidianas como el stress, tensión emocional, la fatiga, la sobrecarga muscular e incluso en la mayoría de las lesiones músculo-tendinosas y ligamentosas.
Los efectos más destacados se producen sobre los músculos y el sistema circulatorio. El hecho de comprimir un músculo provoca en él una serie de reacciones en cadena de estimulación o sedación, de limpieza, eliminando ácido láctico acumulado entre sus fibras, de regeneración al estimular el aporte sanguíneo, etc.
En la mayoría de los casos el masaje se da con fines terapéuticos, cuando, por el motivo que sea, los músculos o los grupos de músculos no son capaces de cumplir correctamente su función. En estos casos, el fiable sistema de alarma del cuerpo avisa con señales de dolor.
La causa del dolor es, a menudo, un estado de tensión elevada en el tejido muscular. Cuando la musculatura se encuentra sometida a una tensión demasiado fuerte se obstaculiza por un lado la circulación sanguínea y, por otro, el suministro de oxígeno y de energía, además de la evacuación de los desechos del metabolismo. El masaje bien aplicado, fomenta la circulación de la sangre y la linfa y que el dolor desaparezca.
El masaje está especialmente indicado:
- en caso de tensión general
- en caso de agujetas o dolores musculares
- para reducir el estrés
- para descongestionar los vasos linfáticos (masaje anticelulítico)
- en caso de estreñimiento (masaje de abdomen)
